Los museos del Ministerio de Defensa[1].
1.- CARACTERIZACION.
Los centros museísticos del Ministerio de Defensa conservan, documentan, investigan, difunden y exhiben el rico acervo cultural generado por la actividad de las Fuerzas Armadas a lo largo de sus varios siglos de existencia, garantizando su conservación e impulsando su conocimiento y disfrute por parte de la sociedad[2].
Este variado y rico legado patrimonial se engloba en instituciones museísticas o en instalaciones militares de diversa naturaleza, incluyendo:
– 22 museos de titularidad estatal adscritos al Ministerio de Defensa.
– 25 colecciones museográficas del Ministerio de Defensa.
Y también en diversas unidades, centros y organismos, dependientes del Ejército de Tierra, de la Armada, del Ejército del Aire y de cuerpos comunes como el de Sanidad.
Los veintidós museos del Ministerio de Defensa albergan un total de 78.663 fondos museísticos que se agrupan en la Red de Museos de Defensa y el órgano responsable de coordinarla es la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa.
Los museos y colecciones museográficas que reúnen gran parte del extenso patrimonio histórico y artístico de índole militar que conserva nuestro país y que es, en su totalidad, uno de los más importantes del mundo.
Concretamente, los museos dependientes del Ministerio de Defensa son:
a) Nacionales.
– Museo del Ejército, en Toledo.
– Museo Naval, en Madrid.
– Museo de Aeronáutica y Astronáutica, en Cuatro Vientos (Madrid).
b) Histórico militares del Ejército de Tierra.
– A Coruña.
– Burgos.
– Santa Cruz de Tenerife.
– Cartagena (Murcia).
– Ceuta.
– Figueras (Girona).
– Melilla.
– Porto Pi (Palma de Mallorca).
– Es Castell (Menorca).
– Sevilla.
– Valencia.
c) Filiales del Museo Naval.
– Cartagena (Murcia).
– A Ferrol (A Coruña).
– Las Palmas de Gran Canaria.
– San Fernando (Cádiz).
– Museo Marítimo de la ‘Torre del Oro’ en Sevilla.
– Archivo Museo ‘Don Álvaro de Bazán, Viso del Marqués (Ciudad Real).
– Panteón de Marinos ilustres, en San Fernando (Cádiz).
d) Titularidad estatal y gestión compartida: Museo del Alcázar de Segovia.
2.- EL MUSEO DEL EJÉRCITO.
2.1 Historia.
El Museo del Ejército es el resultado de la fusión de diversos museos militares creados a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Su núcleo fundacional está constituido por el de Artillería e Ingenieros.
En 1803, a instancias de Godoy, se crea en Madrid el Real Museo Militar, antecedente más remoto del Museo del Ejército actual. Se trata de uno de los museos españoles más antiguos y responde al interés existente en la Europa de la época por la conservación y difusión de los objetos relacionados con la historia militar. En ese momento, sus colecciones respondían a claros presupuestos didácticos, siendo uno de sus principales objetivos el apoyo para la formación de los soldados, proporcionando una enseñanza complementaria a las Academias Militares.
En 1827, se produce la división del Real Museo Militar en dos secciones: el Museo de Artillería y el Museo de Ingenieros, con organización y funcionamiento propios. En el último tercio del siglo XIX, se inicia una etapa de creación de nuevos Museos Militares. Surgen así el Museo de Intendencia (1885), el Museo de Caballería (1889) y el Museo de Infantería (1908), que junto con los ya citados de Artillería e Ingenieros mantendrán una vida independiente.
En 1929, se plantea ya la idea de organizar un nuevo Museo reuniendo todos los Museos Militares existentes, aunque nunca llegó a materializarse. Habrá que esperar a la II República, cuando se crea el Museo Histórico Militar, en 1932, incluyendo secciones para las cuatro Armas y los Cuerpos de Intendencia y Sanidad Militar. Tras la Guerra Civil, el Museo adquiere la estructura y organización que estuvo vigente en la sede del Palacio del Buen Retiro.
Actualmente el Museo del Ejército tiene su sede en el Alcázar de Toledo, lo que ha implicado no sólo un cambio geográfico, sino la reestructuración del concepto expositivo y el planteamiento museográfico, acordes con las tendencias más en boga.
El palacio de Monteleón se construyó en el año 1690 y durante algo más de cien años, fue residencia de los marqueses del Valle, duques de Monteleón y de Terranova, nietos de Hernán Cortés. En 1802, por orden de Godoy se convirtió en Parque de Artillería.
Cuando comienza su andadura el Real Museo Militar, se designan dos oficiales facultativos para buscar un emplazamiento adecuado y así instalar las colecciones. Se eligió el palacio de Monteleón, por lo que el Museo tuvo que compartir espacio con el Parque de Artillería. Fue sede del Museo entre los años 1803 y 1816.
El edificio resultó muy dañado durante la Guerra de la Independencia. El 2 y 3 de mayo de 1808, el Parque de Artillería de Monteleón representó un papel fundamental en la sublevación de la ciudad de Madrid contra los franceses. Todo ello provocó la destrucción y deterioro del palacio, junto al saqueo de parte de las colecciones del Real Museo Militar. En 1816, ante la precaria situación del edificio, se autorizó el traslado del Real Museo a una nueva sede: el palacio de Buenavista, tras descartar otros posibles destinos[3].
El actual palacio de Buenavista, situado en la actual plaza de Cibeles, fue mandado construir por el XII duque de Alba, D. Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, en terrenos en los que ya existían casas y edificios palaciegos desde el siglo XVI. El Real Museo Militar fue trasladado a este edificio en el año 1816, ante el deterioro de su anterior sede, el palacio de Monteleón. Aunque el palacio de Buenavista requería importantes obras de acondicionamiento para albergar las colecciones, se lograron instalar las piezas más importantes en la planta baja del edificio principal, dejando los sótanos para los talleres. Tras la división del Real Museo Militar, los dos museos resultantes (Museo de Artillería y Museo de Ingenieros) mantuvieron su sede en el palacio de Buenavista, aunque con accesos y espacios distintos.
En 1841, el regente general Espartero elige el palacio de Buenavista como residencia oficial y, más tarde, se acondiciona como sede del Ministerio de la Guerra. En consecuencia se decide el traslado del Museo de Artillería a una nueva sede, el palacio del Buen Retiro. Por su parte, el Museo de Ingenieros se mantuvo en Buenavista, aunque poco a poco se le fue recortando el espacio disponible, hasta terminar prácticamente embalado[4].
El Palacio del Buen Retiro tiene su origen en las habitaciones que servían de alojamiento a los Reyes Católicos durante sus visitas al Monasterio de los Jerónimos. Poco a poco, se amplió el lugar y en época de Felipe II, se levantaron unas torres que fueron utilizadas por el rey en sus retiros de Semana Santa o duelo familiar, de donde procede su nombre: “Retiro Real” o “Buen Retiro”[5].
El edificio, con el paso del tiempo, ha sido objeto de diferentes obras de ampliación y mejora, respondiendo al aumento de las colecciones del Museo del Ejército y a la necesidad de mayor espacio expositivo.
En 1965, la Jefatura del Estado crea, por Decreto 335/1965 de 5 de febrero, un Patronato del Museo del Ejército con la misión de organizar y llevar a cabo un proyectado traslado del Museo del Ejército al Alcázar de Toledo. Sin embargo, a finales de 1969, la falta de medios económicos para acabar la habilitación del histórico edificio aplaza el traslado sine die, decidiéndose la instalación de diversas salas de exposición permanente en el Alcázar. Así, el 9 de febrero de 1979 se crea en el Alcázar reconstruido la Sección Delegada del Museo del Ejército en Toledo.
El 24 de julio de 1996 se decidió finalmente autorizar su traslado fijando la nueva sede del Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo[6]. El Museo del Ejército de Madrid cerró sus puertas al público el 30 de junio de 2005 y a principios de 2008 inicia su traslado al Alcázar de Toledo, dándolo por finalizado el 30 de junio de 2009. Se inaugura oficialmente el 18 de junio de 2010 en su nueva sede, regulando su funcionamiento y estructura orgánica básica el Real Decreto 636/2010 de 14 de mayo[7].
2.2 Colecciones.
Si algo caracteriza a la colección del Museo del Ejército[8] es la heterogeneidad de sus fondos. Las colecciones que actualmente alberga el museo se han ido conformado a lo largo de los años con objetos de procedencia muy diversa, debiéndose destacar el gran interés de los sucesivos directores de los diferentes Museos Militares por atesorar todo tipo de objetos, documentos y recuerdos históricos que pudieran ser valiosos para la institución
El contenido de la colección fundacional del Museo del Ejército tiene un marcado carácter docente, orientado a la formación del estamento militar, acorde con los principios de la Ilustración. Está constituido por tres conjuntos básicos de piezas: el Gabinete perteneciente al General francés Marqués de Montalambert (maquetas y modelos de fortificaciones y artillería), los modelos reunidos desde mediados del siglo XVIII en el Arsenal de Artillería de Madrid (Real Orden de 19 de octubre de 1736 en la que se mandaba reunir en el Arsenal de Madrid modelos de Artillería con fines didácticos), y diversos objetos históricos donados por militares y miembros de la nobleza, entre ellos el propio Godoy.
En sus primeros años de vida, el Real Museo Militar, siguiendo la estela de otros museos militares europeos, centró buena parte de sus actividades en reunir una amplia colección, fundamentalmente de modelos de artillería, piezas de carácter científico y técnico, armas antiguas existentes en los arsenales… Y a pesar del desastre que supuso para las colecciones la Guerra de la Independencia, a partir de 1815 el Museo reanudó sus actividades, abrió al público dos días a la semana y elaboró un inventario de sus fondos.
A partir de 1828, el Museo de Artillería, bajo la dirección de Gil de Palacio, inicia un período de rápido enriquecimiento mediante el ingreso continuado de fondos, promoviendo la fabricación de modelos de fortificación y recuperando y dignificando los restos de Daoiz y Velarde. No ocurre igual con el Museo de Ingenieros, que dada la precariedad de sus instalaciones, verá retrasada su expansión hasta la década de 1840.
Fruto del espíritu romántico ingresarán en el Museo objetos de carácter mucho más variado sin olvidar las piezas de artillería y armamento: objetos relacionados con la actividad militar o personajes históricos, objetos de Ultramar, banderas (por Real Orden de 17 octubre de 1842 se ordenó que ingresaran en el museo las banderas que debían ser sustituidas por la nueva enseña nacional rojigualda), esculturas procedentes de la fábrica de Trubia, y algunas de las piezas emblemáticas del Museo: la maqueta de fortificación del gabinete de Felipe V, la tienda de origen indo-portugués conocida como de “Carlos V”, la espada de Ali Atar.
Los fondos se seguirán incrementando progresivamente con las aportaciones de otros museos militares: uniformes, condecoraciones, maquetas, documentos, instrumentos… por ejemplo, el conjunto de piezas de Boabdil que propició la construcción de la Sala Árabe para su exhibición. Con posterioridad a la Guerra Civil ingresarán colecciones tan importantes como la de Romero Ortíz o Medinaceli.
Finalmente, y propiciado por el traslado y renovación del Museo, se han integrado en las colecciones: mobiliario museográfico (vitrinas) creado expresamente para la exposición permanente del antiguo Museo en diversos momentos de su historia, objetos de ornato y otro mobiliario (alfombras de la Real Fábrica…) o vidrieras del antiguo Museo (puertas y ventanas) firmadas por Maumejean o La Artística.
El Museo del Ejército conserva en la actualidad en torno a 37.000 objetos, de carácter muy diverso, que se reparten entre su sede toledana y los depósitos realizados en otros museos militares, en unidades del Ejército de Tierra y en instituciones civiles[9].
2.2.3 Otros aspectos.
Es de citar el hecho de que en el Museo del Ejército son visitables también los jardines y los restos arqueológicos. Cuando comenzaron las excavaciones previas a la edificación del nuevo edificio, se hallaron restos de gran interés arqueológico. Dada su excepcional importancia para el conocimiento histórico de la ciudad de Toledo, se modificó el proyecto inicial de forma que todas las estructuras documentadas en las excavaciones quedasen integradas en el proyecto dentro de los espacios visitables del Museo.
Podemos hablar de ocupación en el Alcázar ya desde la Edad del Bronce, con la aparición de restos de los siglos IV y V, y la presencia, a lo largo del tiempo, de diferentes pobladores, romanos, visigodos y árabes, junto con la edificación en esta zona de fortalezas defensivas desde los siglos IX y X.
De los primeros, son escasos los restos que han sido documentados, destaca la cisterna romana de época altoimperial (siglos I-II d.C.), como estructura más antigua que se conserva dentro de conjunto arqueológico. De época visigoda únicamente se han podido recuperar dos sillares decorados, incluidos en un muro de origen árabe. De época islámica destacan silos, pozos canalizaciones, estructuras de muros, como el arranque del al-Hizam o “ceñidor” (alficén en las crónicas cristianas) y otros elementos que debieron formar parte del complejo durante todo este periodo.
También se pueden contemplar los restos de las construcciones que se llevaron a cabo tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, sobresaliendo aquéllos pertenecientes al palacio-fortaleza edificado por la dinastía Trastámara, el conocido como Alcázar de los Trastámara, bajo los imponentes muros del Alcázar Imperial, residencia palaciega que mandó construir el rey Carlos V a partir de un programa arquitectónico de grandes proporciones, para el que contó con los mejores arquitectos del momento, y que continuó con Felipe II, proporcionando a este edificio su configuración e imagen actual.
3.- MUSEO NAVAL.
3.1 Historia.
El origen del Museo se remonta a 1792 cuando Antonio Valdés y Fernández Bazán, Secretario de Estado de Marina de Carlos IV, promueve la creación de un Museo de Marina en la población de San Carlos (Cádiz). Se trataba de un proyecto ilustrado pensado con vocación didáctica para contribuir a la instrucción de los guardiamarinas. Con este objetivo, comenzó la recogida de materiales para formar las colecciones. El capitán de navío José Mendoza y Ríos fue comisionado a Francia y Gran Bretaña para comprar libros, cartas, instrumentos náuticos y modelos de buques, y los tenientes de navío Martín Fernández de Navarrete, José de Vargas Ponce y Juan Sanz y de Barutell visitaron los archivos españoles y copiaron los manuscritos referentes a asuntos de Marina. Sin embargo, la sustitución de Valdés al frente del Ministerio y los acontecimientos políticos de finales del siglo XVIII y principios del XIX frustraron este proyecto. Los fondos bibliográficos fueron enviados a la Biblioteca del Depósito Hidrográfico y los instrumentos científicos pasaron al Observatorio de la Marina en Cádiz.
La iniciativa fue retomada cincuenta años más tarde con modificaciones sobre el proyecto original. El museo se instaló finalmente en Madrid perdiendo su función docente para ofrecer un panorama de la Marina de su tiempo. De este modo el 19 de octubre de 1843 la reina Isabel II inaugura el museo en el Palacio de los Consejos, en la calle Mayor. Desde entonces, ha pasado por varias sedes para ajustarse a sus necesidades.
En 1845, el rápido incremento de los fondos aconsejó su traslado a la Casa del Platero en la calle Bailén desde donde pasó en 1853 a la que había sido la casa de Manuel Godoy, el Palacio de los Ministros, junto al actual Senado. En esta nueva sede, la reina Isabel II reinauguraba el museo en una solemne ceremonia y se distribuía el primer catálogo de los fondos de la colección.
En 1930 un Real Decreto creó el Real Patronato del Museo Naval, del que Alfonso XIII sería presidente de honor. En 1932 el museo se trasladó al recién inaugurado Ministerio de Marina, actual Cuartel General de la Armada. El contralmirante Julio Guillén Tato ocupó la dirección de la institución desde esa fecha hasta 1972 encargándose de dar el impulso definitivo a la institución. Su sucesor, el contralmirante José Ignacio González-Aller, emprendió una reforma en 1992 y configuró la estructura actual de las salas, de evocación romántica.
3.2 Colecciones.
La colección del Museo Naval se caracteriza por su riqueza y heterogeneidad. Está formada por alrededor de 10.500 piezas: instrumentos astronómicos, científicos y de navegación, modelos de buques y maquetas de arsenales, cartografía, artes plásticas y decorativas, armas y banderas, uniformes y condecoraciones, pertrechos marineros, piezas etnográficas y objetos personales de marinos ilustres, una diversidad de materiales que son la seña de identidad de la institución.
La configuración de la colección es el resultado de la tradición marítima española y de las aportaciones de instituciones y organismos como la Casa Real, la antigua Secretaría de Marina, las extintas Compañías de Guardiasmarinas, los departamentos navales peninsulares y los apostaderos de Cuba y Filipinas, el Depósito Hidrográfico, el Real Observatorio de la Marina de San Fernando y el Instituto Hidrográfico de Cádiz. Con el paso del tiempo la colección se ha ido enriqueciendo con las compras, donaciones y depósitos de diferentes entidades y particulares, así como con los modelos de producción propia realizados en los talleres del museo.
– Construcción naval. La colección de construcción naval[10], integrada por más de 600 fondos y organizada con objeto de mostrar la historia de la Armada Española y por tanto la evolución de la navegación y de la construcción naval, es una de las más representativas del Museo. Está formada por maquetas de arsenales, modelos de máquinas y motores, herramientas utilizadas en la construcción naval, pertrechos marineros y sobre todo los modelos de buques al servicio de la Marina desde el siglo XVI hasta nuestros días. Estos últimos ingresaron en virtud de la Real Orden de 1853 que establecía la obligación de remitir al Museo Naval un modelo de todo buque que se construyese para la Armada.
Los modelos de arsenal o construcción forman la sección más importante de esta colección. Fabricados al mismo tiempo que los planos, reproducen con exactitud a escala reducida, los detalles de construcción del navío real para que la Junta de Constructores pudiese evaluarlos. En estos modelos están representados los sistemas de construcción naval española del siglo XVIII –Gaztañeta, Jorge Juan, Gautier, Romero y Landa y Martín de Retamosa– y buques tan célebres como el Santísima Trinidad, el Santa Ana, el San Genaro y el San Ildefonso.
Por último, están presentes en los fondos del Museo modelos de marina mercante, de pesca y deportiva, en su mayoría realizados en el siglo XIX. Representan pequeñas embarcaciones de cabotaje, de pesca fluvial y transporte de pasajeros propios de las antiguas colonias, modelos de pesca utilizados en la Península Ibérica y reproducciones de modelos de la antigua navegación mediterránea y naves empleadas en el descubrimiento.
– Artes plásticas y decorativas. La colección de pintura y grabado[11], formada por casi 1.400 cuadros y estampas es una de las más destacadas del Museo Naval. Se trata, en su mayor parte, de escenas marinas, combates navales, vistas de puertos y ciudades -españolas, europeas y americanas-, diversos tipos de buques y embarcaciones y retratos de los grandes protagonistas de la historia de la Armada.
Entre las pinturas al óleo, en su mayoría obra de pintores activos durante el siglo XIX y primera mitad del XX, sobresalen las de artistas como Rafael Monleón, Ángel Cortellini, Antonio Muñoz Degrain o José Garnelo. En especial, destacan los retratos del capitán general Juan Antonio Ruíz de Apodaca obra de Antonio María Esquivel, de Fernando VII obra de Vicente López y del almirante José María Beránger obra de Joaquín Sorolla.
La serie de grabados conserva estampas y matrices realizadas en diversas técnicas: calcografía –aguafuerte, buril y aguatinta- litografía y xilografía. Todas ellas relacionadas con la historia naval desde el siglo XVI al XIX y ejecutadas por autores de diferentes escuelas: española, alemana y flamenca.
Por último forman parte de esta colección muebles, cerámicas y objetos personales relacionados con la mar ya sea por su tema o por su uso. Entre los objetos de artes decorativas destacan por su interés, las piezas procedentes del pecio de la nao San Diego, hundida en 1600 frente a la isla de Fortuna, Filipinas.
– Armas y artillería. Esta colección[12], formada por más de 1.000 piezas, muestra la evolución de la artillería y de las armas portátiles, tanto blancas como de fuego, en sus diferentes versiones largas y cortas, civiles y militares.
Las piezas de artillería comprenden desde bombardas, falconetes y esmeriles utilizados en el siglo XIV hasta torpedos empleados en el siglo XX. Por su parte en la sección de armas blancas destaca la colección procedente de la Casa Ducal del Infantado que muestra la variedad y evolución de los modelos fabricados durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
Por último forman parte de esta colección el montante bendito concedido por San Pío V a Juan de Austria en 1568 tras la batalla de Lepanto, una de las piezas más emblemáticas del Museo Naval, así como las parejas de pistolas y los sables de honor fabricados en Versalles por el armero de Napoleón, Nicolás Boutet, considerado uno de los más importantes armeros europeos de su época.
– Instrumentos científicos. Se trata de una de las colecciones[13] sobre astronomía y navegación más notables de España que permite conocer los instrumentos científicos y astronómicos utilizados desde el siglo XV para navegar. Incluye más de 660 piezas como compases, astrolabios, sextantes, o cronómetros de marina. El análisis de estas piezas sirve de base para estudiar la evolución tecnológica que han sufrido los instrumentos empleados en la determinación de la situación y rumbo de un buque desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Dicha evolución permitió a España llevar a cabo el descubrimiento y colonización del Nuevo Mundo, así como mantenerse entre los países pioneros en la conocida como navegación astronómica.
Una de las piezas más valiosas de esta sección es el estuche instrumental de Tobías Wolckhmer, un conjunto náutico y topográfico que es una exquisita obra de orfebrería en bronce y fue posiblemente fabricada para Felipe II en 1596.
– Numismática y medallística. El Museo Naval posee una interesante colección[14] de condecoraciones de los siglos XVIII, XIX y XX, formada principalmente por ejemplares concedidos a marinos como premio por acciones de carácter militar, aunque también incluye recompensas otorgadas por servicios o méritos en el orden civil.
La colección de numismática comprende una serie de monedas de época romana republicana e imperial, así como un conjunto de piezas utilizadas a lo largo de los siglos XVI y XVII. No obstante, la sección más destacada es la colección de medallística que recoge medallas históricas de gran valor artístico e iconográfico, realizadas en gran parte por artistas flamencos. Cronológicamente abarca desde el año 1519, época de Carlos I, hasta el reinado de Alfonso XIII y muestra medallas de fidelidad y conmemorativas de tratados, acciones navales y acontecimientos marítimos de la más variada naturaleza.
– Banderas. El museo conserva más de 260 enseñas[15]. Junto a la colección de banderas de buques de la Armada y tercios de Infantería de Marina desde el siglo XVII, se exponen algunas curiosidades como la Bandera del Regimiento Fijo de Málaga, la única del rey José I conservada en España, después de que una orden de las Cortes de Cádiz ordenara la destrucción de todas las banderas e insignias de José Bonaparte. Mención especial merece el Repostero de la casa ducal de Fernán Núñez, pintado sobre seda por un discípulo de Murillo y posteriormente acolada sobre una vela conquistada a los turcos en la batalla de Lepanto.
– Etnografía. La colección de etnografía[16] está compuesta por armas y útiles relacionados con la navegación y fechados en su mayoría en la segunda mitad del siglo XIX. Proceden principalmente de las islas del Pacífico y Filipinas y, en menor medida, de las posesiones españolas subsaharianas.
La importancia de esta colección radica en la pluralidad de tipos y diversidad de lugares de procedencia de los objetos que la componen. Entre ellos destacan la serie de mazas de Fiji, el collar real, lei niho paloa, de las islas Hawai, y el conjunto de cerámica filipina hallado en el pecio de la nao San Diego, hundida en 1600.
4.- MUSEO DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA.
4.1 Historia.
El Museo de Aeronáutica y Astronáutica[17] es un museo de titularidad estatal, con categoría de Museo Nacional, adscrito al Ministerio de Defensa bajo la dependencia orgánica del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire (SHYCEA), que tiene por finalidad la adquisición y conservación de los bienes que constituyen el Patrimonio Histórico de la Aeronáutica Española.
Actualmente, ocupa una superficie de 66.938 m², repartidos en zona de exposición exterior y siete hangares que albergan más de 177 aeronaves y componentes estructurales, así como uniformes, condecoraciones, motores, maquetas y otras piezas relacionadas con la aviación. Entre los fondos destacan piezas únicas como el Vilanova-Acedo, aeroplano más antiguo que se conserva en España; el “Jesús del Gran Poder” con el que los capitanes Jiménez e Iglesias atravesaron el Atlántico Sur en 1929; el bombardero alemán Heinkel He 111 E-1; y un autogiro C-19, diseñado por Juan de la Cierva que voló por primera vez en 1932.
Creado el Ejército del Aire se concibe la idea de reunir la historia y evolución de nuestra aeronáutica en una entidad museística. En 1939 finaliza la guerra civil española y se empieza a plantear la creación del Ejército del Aire. Es en esta época cuando el Ministro del Aire designa al coronel Társilo Ugarte Fernández para que prepare un proyecto para crear un museo aeronáutico. Sin embargo, habrán de pasar 27 años para su creación. Un primer anteproyecto se presentó en diciembre de 1948, con su ubicación en la planta baja del nuevo edificio del Ministerio del Aire (actual Cuartel General del Ejército del Aire y del Espacio).
Tras posteriores estudios y consultas se creó el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, por decreto número 1437 de 16 de junio de 1966, dependiendo del Ministerio del Aire y con sede en Madrid. Un año después se aprueba el Reglamento del Museo. Inicialmente se ubica en el Ministerio del Aire, hoy Cuartel General del Aire[18].
Finalmente, en 1975 a propuesta del Patronato, y por iniciativa del general Eduardo González Gallarza, se decidió instalar el Museo en su actual emplazamiento en Cuatro Vientos. Las obras comenzaron a finales de 1979, y se inaugura oficialmente el 24 de mayo de 1981.
4.2 Colecciones.
Las colecciones se organizan en hangares y plataformas exteriores[19].
Hangar 1.- El hangar 1 fue construido en Alemania en 1929 a partir de un diseño premiado en este país y traído a España en 1940. Tiene una superficie cubierta de 3.166 metros cuadrados. Anteriormente el edificio fue la sede de la primera Escuela de Ingenieros Aeronáuticos y fue elegido en 1975 para ubicar el Museo del Aire y del Espacio, por su proximidad al aeródromo de Cuatro Vientos.
Este hangar fue el ‘primero en suprimir las columnas internas’, añadido a esto, su amplitud y luminosidad le permitieron conseguir el Premio Europa de Arquitectura en ese mismo año.
En septiembre de 2015, se inauguró la primera fase de la reforma integral de este hangar. Esta primera sala abarca los ‘Primeros años de la historia de la aviación en España y en el mundo’. En ella se puede conocer la historia de la aerostación, contemplar piezas únicas, como el primer avión fabricado en España, el Vilanova Acedo, o una réplica del avión de los hermanos Wright, entre otras muchas piezas que nos transportan a los primeros años de la gran aventura que es volar.
En junio de 2016 se inauguró la segunda sala dedicada al ‘Conflicto en el Norte de África’. Se trata de una recreación cronológica de los aparatos, equipos y uniformidades utilizadas por el Ejército del Aire durante este conflicto que tuvo lugar entre 1913 y 1927. Es un entorno aeronáutico absolutamente realista, capaz de trasladar al visitante al mismo escenario de los hechos.
En abril de 2019 se abrió la sala de ‘Grandes Vuelos’. En esta instalación puedes conocer aviones originales como el Breguet XIX GR bautizado como ‘Jesús del Gran Poder’ o réplicas como la del Dornier Wall ‘Plus Ultra’, el Comper Swift o el Breguet XIX Superbidón bautizado como ‘Cuatro Vientos’. Todo ello dispuesto con elementos de su época como el automóvil Ford T con un sistema para el arranque de aeronaves, una bomba de gasolina de la época y una atmósfera muy especial. También hay un pequeño espacio audiovisual donde se proyecta un documental sobre los grandes vuelos españoles, los Grandes Raids.
Hangar 2.- De contenido más variado, se alternan en la exposición uniformes de la aeronáutica militar, motores, simuladores y otro material diverso.
Hangar 3.- Se agrupa en él una completa colección de aeronaves de menor tamaño, tanto de entrenamiento, escuela, como enlace y combate, además de veleros y una amplia colección de hélices.
Hangar 4.- En este hangar pueden verse diferentes helicópteros y autogiros entre los que destaca el C-19, diseñado por el ingeniero español Juan de la Cierva. También se puede observar una magnífica colección de instrumentos de vuelo.
Hangar 5.- Al igual que en el hangar 2 su contenido es variado. Se pueden contemplar, entre otros, los aviones de acrobacia tripulados por el capitán Castaño (campeón del mundo), aviones de caza y ataque, el Dragon Rapide y un rincón dedicado al paracaidismo.
Hangar 6.- El hangar 6 alberga aeronaves, maquetas y cabinas del ámbito civil. El visitante podrá, mediante una pasarela, contemplar el interior de las cabinas del DC-9 y el Boeing 727. Además, también podrá disfrutar de la impresionante vista del Dornier-24, primer avión del Ejército del Aire que se dedicó a la ayuda humanitaria.
Hangar 7.- Amplia exposición cronológica de maquetas de aviones de nuestra historia. Se pueden observar numerosos modelos, de algunos de los cuales el Museo no dispone de los originales. Además, hay un área dedicada al aeromodelismo.
Exposición exterior.- Dividida en ocho plataformas ajardinadas que muestran aviones polimotores e hidroaviones, helicópteros y reactores de entrenamiento y combate. Además encontramos diversos aviones ligeros de escuela y enlace y una variada colección de vehículos auxiliares de aeródromo así como una zona didáctica y de ocio.
[1] Copyright Preparadores JC. Edición marro 2025.
[2] http://www.defensa.gob.es/defensa_yo/museos/
[3] En 1868, dado su estado casi ruinoso, fue derribado con motivo de la puesta en marcha de reformas urbanísticas en la zona. En su solar se abrieron diversas calles y plazas, entre ellas la actual plaza del Dos de Mayo.
[4] Con la ampliación de las dependencias destinadas al Ministerio de la Guerra, se traslada definitivamente el Museo de Ingenieros a una nueva sede: el palacio de San Juan, situado muy cerca del palacio del Buen Retiro. En la actualidad el palacio de Buenavista alberga el Cuartel General del Ejército de Tierra.
[5] Pero fue sin duda el Conde Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV quien con su empeño y tesón impulsó la construcción en pocos años de un magnífico palacio, que aunque presentaba una envoltura exterior sobria, envolvía un interior rico, barroco y fastuoso. El edificio, símbolo del poder de la monarquía española, formaba parte de un ambicioso proyecto decorativo que afectaba al conjunto de palacios y residencias reales.
El palacio del Buen Retiro fue inaugurado con una gran fiesta en 1633. En el conjunto del palacio se celebraron fiestas, representaciones teatrales o conciertos, como reflejo de la ostentación y riqueza de la monarquía. Poco queda hoy de aquel pasado esplendoroso; tan solo dos estancias de lo que fue el complejo palaciego: El Salón de Baile, conocido hoy como Casón del Buen Retiro; y el edificio que albergó el Museo del Ejército y que acoge el llamado Salón de Reinos o Salón de Cortes.
Destaca el Salón de Reinos por su decoración, en especial el conjunto de obras pictóricas que albergaba: grandes cuadros de batallas, los doce trabajos de Hércules, retratos ecuestres del rey Felipe III y Felipe IV, los de sus respectivas esposas, y el del príncipe Baltasar Carlos, todos ellos pintados por los mejores artistas de la Corte.
Todo este programa iconográfico se realizó para ensalzar la gloria de la monarquía española, presente en cada una de las obras, e incluso en la ornamentación del techo, donde aparecen representados los escudos de los 24 reinos que formaban parte del Imperio Español.
[6]http://directoriomuseos.mcu.es/dirmuseos/descargarFichero.do?fileName=docs/1354698681897_GuiaMuseosMilitares.pdf
[7] Con la llegada de los visigodos, la ciudad de Toledo se convierte en la capital de la monarquía y el Alcázar en residencia regia. Tras la conquista de la ciudad por el rey Alfonso VI (1085), la fortaleza seguirá albergando tras sus muros a muchos de los personajes claves de la Edad Media española: Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio con su escuela de traductores, etc. Evidentemente todos ellos dejarán su impronta en el edificio, unos ampliándolo, otros adecuándolo a las nuevas necesidades.
Pero sin duda alguna el mayor esplendor del Alcázar se da en la época del emperador Carlos I. Ilustres e importantes arquitectos trabajaron en este histórico edificio: Francisco de Villalpando, Juan de Herrera, así como Alonso de Covarrubias, que construyó la fachada norte, y Herrera, que levantó la fachada sur. Es en esta época cuando se construye el equilibrado patio interior con columnas dóricas y corintias.
Aun cuando Felipe II decide trasladar la corte a Madrid, el Alcázar continuó siendo residencia regia, ya que al monarca y a su esposa Isabel de Valois les agradaba alojarse en él. De esta época es la soberbia escalera principal, que nace en el patio interior y que el rey manda construir.
Tras la muerte del último rey de la dinastía de los Austrias, Carlos II, en España se desata la guerra de Sucesión, y una de sus consecuencias será el incendio del Alcázar por parte de las tropas austriacas y portuguesas. Con la llegada de la dinastía de los Borbones al trono de España, Felipe V, intenta restaurar el Alcázar, pero la Hacienda Pública no pudo hacer frente al proyecto. En este estado de ruina permaneció el edificio hasta que en 1773 Carlos III autoriza al cardenal arzobispo de Toledo, Francisco Antonio de Lorenzana, a instalar la fábrica de sedas y telares, cuyas obras de remodelación y adaptación fueron dirigidas por Ventura Rodríguez.
En 1810, durante la Guerra de la Independencia, el Alcázar es nuevamente incendiado durante la retirada de las tropas napoleónicas. Apenas quedaron en pie las fachadas, la arquería y la escalera principal.
Años después, se establece la Academia de Infantería (1875), y la Academia General Militar (1882). De nuevo otro incendio afectó al edificio en 1887. Sus consecuencias serán terribles ya que se perdieron multitud de obras de arte y riquezas artísticas, aunque el edificio fue de nuevo reconstruido. Durante la Guerra Civil, el Alcázar soportó un constante asedio durante 70 días que tuvo como resultado una nueva destrucción.
[8] http://www.ejercito.mde.es/unidades/Madrid/ihycm/Museos/ejercito.html
[9] En cuanto a la organización física, las dos plantas de la Plaza de Armas del Alcázar albergan el recorrido histórico desde la Monarquía Hispánica hasta el siglo XX. Ambos niveles se encuentran unidos por la Escalera Imperial, en cuya bifurcación se sitúa la Capilla Imperial.
La Exposición Permanente finaliza en el edificio de nueva planta donde se ubica la sala de “El Ejército en el Tiempo Presente”. Este recorrido histórico se estructura en cinco rutas, identificadas con sus correspondientes iconos, basadas en los aspectos más significativos de la historia del Ejército español.
Las plantas sótano y semisótano del Alcázar, se han destinado a albergar las Salas Temáticas en las que se pueden contemplar, por tipologías o colecciones cerradas, las piezas más destacadas del Museo. La espectacular artillería, con una magnífica representación de piezas medievales, la completa colección de armas de fuego portátiles con modelos reglamentarios de todas las épocas, la significativa exposición de piezas etnográficas procedentes de la Cochinchina o el Pacífico, las Miniaturas, las banderas y el Arma Blanca. También en este núcleo temático se ha querido recoger en una sala la historia del Museo a través de algunas piezas que han ido formando y documentando sus colecciones. El Museo, a lo largo de su existencia, ha recibido importantes legados y donaciones que han enriquecido sus fondos. Dos de los más significativos son la colección de la Casa Ducal de Medinaceli y el Museo Romero Ortiz, ejemplo del gusto coleccionista ecléctico del siglo XIX, cada uno de los cuales dispone de una sala específica. Se presta especial atención a los hechos históricos acontecidos en el edificio que hoy acoge el Museo: el Alcázar, con el montaje de una sala dedicada a su historia.
http://www.ejercito.mde.es/unidades/Madrid/ihycm/Museos/ejercito.html
[10]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–02_construccion_naval
[11]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–03_artes_plasticas_dec
[12]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–04_armas_artilleria
[13]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–05_instrumentos_cientificos
[14]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–06_numismatica_medallistica
[15]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–07_banderas
[16]http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/ciencia_organo/prefLang_es/01_ciencia_museo–02_museo-museo-naval–03_coleccion–08_etnografia
[17] Portada del Museo de Aeronáutica y Astronáutica | Patrimonio Cultural de Defensa
[18] En un principio la idea era exponer objetos, maquetas y documentos históricos y en uno de los patios mostrar algunos de los pocos aviones históricos que se habían conservado. Sin embargo, se desechó este primer plan al no contar con el suficiente espacio por la adquisición o donación de una serie de aviones como el Vilanova Acedo (una versión española de un Blériot XI), el Dragon Rapide que llevó a Francisco Franco en el histórico vuelo Canarias – Tetuán o el gran tamaño de los Heinkel He 111, DC-3 o los Junkers Ju 52. Museo de Aeronáutica y Astronáutica – Wikipedia, la enciclopedia libre
[19] Colecciones del Museo de Aeronáutica y Astronáutica | Patrimonio Cultural de Defensa.