Habitualmente… (coloca el cursor sobre la imagen para conocer su historia)

En la apicultura actual se hacen los panales con una plancha de cera estampada sujeta con alambres a un marco de madera.

Esos panales se introducen en cajas, las nuevas colmenas, y se colocan en el campo.

Allí las abejas irán rellenando de miel las celdas de esas planchas que les sirven como panal.

Incluso en la miel artesana, "de pueblo", el panal en el que las abejas hacen la miel no lo fabrican ellas mismas, sino que es de cera estampada.
Pero… (ya no hace falta pulsar)
Pero este año en los naranjos de Tortosa, en la desembocadura del río Ebro, las condiciones fueron excepcionalmente buenas. Y las abejas empezaron a fabricar sus propios panales de cera para expandirse.



Y así surgió la idea de envasar la miel con el panal que las propias abejas habían fabricado. En efecto, cuando un apicultor nos contó esta historia le pedimos que nos guardara esos panales y nos los preparara, con su miel, para Navidad. Se trataba de una oportunidad única. La miel, ni siquiera la más artesana, se obtiene ya así, de una forma completamente natural, del panal hecho por las propias abejas.
El regalo para el año 2021 se convertía en el momento de meter en un frasco ese trozo de naturaleza que ahora aparece rara vez en nuestras explotaciones apícolas.
Si prefieres conservarla...
La miel natural es líquida y cristaliza con el tiempo, en cuyo caso el panal podría no observarse bien. Con el calor la miel vuelve a su estado líquido. Por ello el sistema tradicional es calentarla al baño maría. Para nosotros es mejor calentar la miel de otra forma. Un día caluroso se pone al sol. Aunque el bote debe estar tapado con un paño o similar para que el contenido no reciba el sol directamente. El calor no debe ser excesivo; debe ser el que tiene una colmena en la naturaleza. De este modo la miel recuperaría el estado líquido conservando el panal.