¿Por qué colorear las fotos en blanco y negro de indumentaria tradicional?
Todos los visitantes del Museo del Traje en el año 2022, entero, no llenarían el estadio Santiago Bernabéu. De hecho, 65.000 personas dejarían un 20 por ciento de las gradas vacías. Sin embargo, una exposición de trajes como Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination ha sido una de las más exitosas de la historia, con más de un millón y medio de visitantes.
Vamos a hacernos una pregunta. Si vaciamos las vitrinas del Museo del Traje y ponemos en su lugar lo expuesto en Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination, ¿la cifra de visitantes se parecería más a 65.000 o a un millón y medio?
No hay muchas dudas: se parecería más a 65.000.
Heavenly Bodies no era una exposición de trajes, sino una exposición de trajes en su entorno. Lo cual es fundamental ya que el traje no suele tener sentido por sí mismo, sino por su relación con lo que le rodea. Cuando alguien se viste lo hace pensando en dónde se va a ir. Porque lo que se pretende es integrarse en un determinado ambiente. El vestido es diferente porque se va a ir a la playa, al mercado o a una fiesta. El entorno es el da significado al traje.
Unas fotos de Heavenly Bodies muestran perfectamente esta integración de traje y ambiente.
¿Cuál fue el secreto de otra exposición exitosa, Christian Dior, Designer of Dreams, con cientos de miles de visitas? También la clave estuvo en integrar traje y ambiente, en poner la prenda en su marco adecuado.
No es lo mismo el león en su ecosistema, en la sabana, que en un zoológico. Algo parecido sucede en los museos de trajes. En ellos la vitrina enseña la indumentaria, pero no su ambiente. Pero por la misma razón por la que es imposible mostrar físicamente a cientos de animales en sus entornos, lo es enseñar miles de trajes recreando los lugares para los que fueron pensados.
Este problema es particularmente intenso en la indumentaria tradicional. Se suele exhibir junta este tipo de indumentaria por el hecho de serlo. Su procedencia y características son indiferentes. Aparecerá un traje de Navarra al lado de uno de Murcia, el cual a su vez será colindante de uno gallego. En la vitrina el único nexo de unión del conjunto es el carácter histórico. Luego cada elemento carece de relación alguna con los demás. Un traje fue hecho para el frío, otro para el calor, uno para diario, otro para fiesta, uno es del norte, otro es del sur. Siguiendo con el zoo, es el león compartiendo recinto con dromedarios y osos polares. Sí, todos son animales salvajes terrestres, pero…
La indumentaria en su marco natural -o en la reproducción de su marco natural- se podrá enseñar físicamente rara vez. Sería necesario organizar complejas exposiciones u organizarlas en pueblos que hayan conservado ciertos elementos característicos. Los trajes, por ejemplo, no lucen bien en el asfalto, ya que el suelo para el que estaban hechos era el de tierra. Pero sí es posible hacer otro tipo de recreación. El del Traje es seguramente uno de los museos que tendrá un mayor campo de acción con la anunciada llegada del metaverso y la generalización de gafas y dispositivos de realidad virtual. Pero hasta entonces, claro, se pueden ir haciendo cosas.
Una de ellas es el experimento que se presenta: colorear las fotos. Colorear las fotos no deja de ser algo parecido a restaurar un monumento, intentar que vuelva a ser lo que fue. Por ello se plantean cuestiones similares. ¿Los añadidos deben intentar integrarse y disimularse o debe notarse claramente que son añadidos? ¿Debe ser explícito el hecho de que la foto se ha coloreado? De momento es el criterio que se ha seguido. Se trata de ayudar a evocar, a imaginar, no de reproducir.
Aunque naturalmente cuanto mayor sea la verosimilitud de la imagen, mejor. Ello depende en esencia de la calidad de los originales. Con buenas fotos en blanco y negro salen buenas fotos en color. Lamentablemente la calidad de las imágenes disponibles en Cer.es no es precisamente excelente en todos los casos. Las resoluciones no son altas en algunas ocasiones y eso dificulta considerablemente el proceso de actualización.
Se han destacado sobre todo las fotografías de Ortiz Echagüe. Son fotos magistrales hechas cuando los trajes todavía se están usando. Esto les otorga un valor excepcional. Es la indumentaria en su ambiente. Puede percibirse cómo sus creadores la usan en el entorno para el que precisamente fue creada. Las imágenes transmiten sensación de autenticidad.
Se ha recogido una selección de fotografías de los doce tipos de traje que fueron objeto de la exposición temporal Iconos de Estilo. Si dotar de color a las fotos es efectivamente conveniente para sentir la indumentaria histórica, la tarea tampoco parece inabordable. El Museo del Traje tiene algo más de 200 fotos de Ortiz Echagüe. Es una cifra con la que es factible elaborar buenos originales en blanco y negro y dotarlos de color con un esfuerzo razonable.
Determinar si el proyecto merece la pena o no es uno de los objetivos del material que se publica.